martes, 15 de febrero de 2011

CARTA DE PEDRO VARELA.


El momento difícil que el enemigo de la Verdad nos quiere hacer
pasar nos ayuda y fortalece. Con semejantes acciones ellos se envilecen
y a nosotros ennoblecen. Mal negocio el suyo, pues cuantos más libros
secuestran mayor es el interés que despiertan esos mismos al público,
como a mayor número de personas encerradas
por causas parecidas a la mía, más curiosidad despiertan
en la sociedad estos nuevos heterodoxos.
Así pues, mentira, ¿Dónde está tu victoria?
No importa lo masiva y bien organizada que sea tu propaganda.
A largo plazo la Verdad acaba por imponerse.
¿Creen que ocupan los resortes del poder?
¿Qué puede encontrar algún juez corrupto?
¿Qué han creado fiscalías ideológico-políticas al efecto?
¿Qué tienen sus agentes infiltrados en los medios de comunicación
para manipular la opinión pública?
Vivimos en una sociedad abierta y al final todo se sabe.
¿Quiénes son? “Por sus hechos los conoceréis”, nos advertía el Salvador.
Recientemente el gobernador israelí de Connecticut, Joe Lieberman,
anunciaba la necesidad de desconectar Internet
a nivel nacional en EEUU, como ya se ha usado en China
y recientemente en Egipto.
¡Ojo al parche!, pues los tiros van esa dirección.
Y sin embargo ¿Qué tiranía consiguió en la historia la absoluta
impermeabilidad del desidente hacia el exterior?
Ni siquiera la extinta URSS con su feroz sistema de represión
no pudo doblegar a un Solzhenitsyn.
Ahora los mismos que impulsaron allí el más brutal
de los aparatos opresores están implantando en Occidente
una segunda edición del mismo.
¿Para qué sino las “leyes del bozal” que se extienden
como el aceite por Europa?
¿Qué necesidad tendríamos de un interruptor
que desconectase Internet con un simple gesto?
¿Para quienes están construidos los recientes campos
de concentración en EEUU?
¿Qué otro sentido tendrían esas medidas sino recortar
las libertades civiles a largo plazo?
Incluso la tradicional defensa popular del estado Helvético,
que requiere que cada ciudadano en edad militar
posea en casa su armamento reglamentario,
(lo que nunca fue un problema para los suizos), será modificada
para que los autóctonos no puedan defenderse del poder globalizante.
¿Qué sentido tendrían los repetidos secuestros de libros
en un país donde, como España, no existe
un índice de libros prohibidos?
¿Por qué ese interés en encerrar al editor que esto suscribe?
Tristes personajes estos que abanderan la lucha por el progresismo
palabra sin duda atractiva pero carente de contenido
porque no son otra cosa que los ejecutores
de los designios del poder real. Y, como siempre ocurre,
ellos mismos serán un día defenestrados,
el día que dejen de ser marionetas útiles o despierten
ante la incongruencia entre lo que dicen y lo que hacen.
Si realmente buscan la Verdad, estamos del mismo lado y no
rehuirán el debate, pero si responden intentando neutralizar
a quien les contradice, se ponen en evidencia.
No hacen sino dar coces contra el aguijón, creen habernos
puesto en crisis pero, como es sabido, cualquier crisis
es una buena oportunidad si sabes aprovecharla.
Sin darse cuenta les hemos conducido a nuestro campo y ellos,
no nosotros, han despertado un interés que puede convertirse
en oportunidad y luego en ventaja.
Cierto, les hemos criticado duramente ¿Habría de ser de otro modo?
No olvidemos que el derecho a la legítima defensa
es de comprensión general, y acorralado injustamente el gato
se defiende boca arriba. Pero tras toda crítica existe una intención
positiva si se es capaz de leer entre líneas. Si el debate fuera equitativo
cualquiera de las partes detectaría esa positividad e intentaría
compartir puntos de la misma, porque hay que buscar y encontrar
esos puntos en común que, de seguro, existen.
Pero si solo es el titular lo que buscan para aniquilar al de enfrente,
no llegarán a ninguna parte. Nosotros no hemos obligado, ni obligamos
ni obligaremos nunca a nadie a comprar nuestros libros.
Nuestras puertas están abiertas, no solo a los que quieren identificarse
con lo que decimos sino a todos en general.
¿Cómo terminará este combate?
Si no lo adivinan se lo puedo adelantar:Confiados en sus resortes,
creerán habernos aniquilado para siempre pero siguen sin entender
que no se trata de un negocio, una actividad editorial o un francotirador
y sus “locuras”, sino de una cuestión de principios.
Aceptar que nos pueden pisotear sería suicida
por lo que no lo consentiremos, lo afirmo por si había alguna duda.
Ellos pueden secuestrar libros, destruirlos y encerrar al editor,
pero eso es un planteamiento meramente material y nosotros partimos
de un punto de vista diametralmente opuesto:
El de la invencibilidad del Espíritu.
Así pues, como afirman nuestros clásicos:
«Al rey la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor
es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios...» ¡¡Sea!!
Pedro Varela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario