Así lo establece el proyecto de ley del código de consumo en Cataluña, que ha contado con los votos del tripartito y CiU, y la oposición de PP y el grupo mixto.
Desde las filas populares, la diputada Eva García ha mostrado su rechazo a este proyecto de ley, que ahora empieza su tramitación parlamentaria, y se pregunta si el Govern ha estudiado el “coste” que significará para las empresas catalanas que puedan ser denunciadas por el hecho de no tener su sistema informático en catalán.
Las sanciones se considerarán leves, con un importe máximo de hasta 10.000 euros, aunque, en el caso de las empresas que reincidan o que no hayan abonado las sanciones, se considerarán graves, con una multa de entre 10.001 y 100.000 euros, “cantidad que puede ultrapasarse hasta alcanzar el quíntuplo valor de los bienes y servicios objetos de la infracción”.
También la publicidad
El proyecto de ley concreta que los consumidores tienen derecho a recibir en catalán “las invitaciones a comprar, la información de carácter fijo, la documentación contractual, los presupuestos, los resguardos de depósito, las facturas”, entre otros documentos.
También se incluye las instrucciones para el adecuado consumo de los bienes y servicio, especialmente de los datos obligatorios relacionados con la seguridad, y también varios tipos de contratos.
El texto también establece que la Generalitat debe velar “por el fomento en las relaciones de consumo” del occitano en su variante aranesa en Val d’Aran.
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